Cosas lindas

Aún se ven cosas lindas en éste pinche país jodido

Ayer venía cansado, muy cansado, cansado de toda una semana de desvelos

hambriento como pocas veces he estado en mi vida

y con los pies adoloridos. Venía del centro, me fui a Buenavista y pagué un boleto de más para irme sentado... Pero en Guerrero... abordó el tren la Mujer más hermosa del mundo...

Quiero hacer un paréntesis, ya sé que desde la primavera veo a diario a una Mujer más hermosa del mundo 3 veces al día... sea en el metro, escuela o cualquier lugar, pero realmente ahora me estoy refiriendo a una de las que seguramente son las Mujeres más hermosas del mundo.

Continúo..

Abordó el tren la Mujer más hermosa del mundo con un pequeño niño en brazos, una pañalera y una bolsa. Pensé que seguramente alguien le cedería el lugar rápidamente, pero los patanes la ignoraron, Mater Natura me decía con su acento argentino que le diera mi asiento.

Intenté explicarle lo mucho que estaba cansado y hambriento y que quizá podría desmayarme..

me dijo que mejor morir por los ideales que no hacer nada... terminé levantandome y cediendo el asiento justo antes de llegar a Garibaldi, mucha gente entraría y no soportaría la idea de que aquellos hermosos ángeles sufrieran.

La hermosa mujer sonrió cuando encontró mi asiento y el pequeño niño imitó a su madre, sus pequeños dientecillos me parecieron algo digno de recordar. Comían chicharrones tipo sabritones... el niño invitaba a todo aquel que veía, pero como es natural, nadie quería aceptarlo por estar todo babeado... Todo el camino me dediqué a admirar aquellas lindezas, el niño con cabello dorado, sonrisa hermosa, piel tostada y ojos miel. Su madre de cabello negro y lacio, labios rosados y delgados, ojos cafés obscuros, piel morena y tostada, manos delicadas y suaves, aroma celestial y buenas proporciones me tenía loco... sentía que desmayaba, pero no era nada orgánico, era una embriaguez mental... Era el hecho de estar junto a la mujer más hermosa del mundo.

Luego de algunas estaciones, la gente empezó a apretarse, serví de escudo un tiempo, pero fue inútil, mi hambriento y débil ser no pudo oponer resistencia a más de seis gorilas que empujaban y me recorrí algunos pasos que aún quedaban libres.

Uno de esos gorilas, sucio, feo como ninguno, estúpido y apestoso, miraba con exaltada lujuria a la mujer... ¡¡a la mujer más hermosa del mundo !! se le notaba en los ojos lo que deseaba... ultrajar el honor de tan bellísimo ángel... sufrí un momento de éstos inútiles celos, hasta que el gorila bajó, posteriormente me tocó a mi bajar y la Mujer más hermosa del mundo y su hijo continuaron su recorrido...