jueves, 22 de septiembre de 2011
Recuerdos y Reencuentros
Revisaba los exámenes, la gran mayoría no había pasado la prueba; salvo por aquellos 5 mi desempeño habría sido un fracaso. La primera una alumna normal,tendría suerte; el siguiente un androide adicto a las tareas extras, que sin embargo tenía esperanzas de poseer razonamiento; el tercero bastante genial pero reservado, se notaba que andaba en las nubes; el cuarto un alumno algo dañado adicto a las matemáticas y por último una chica que incluso respondió las preguntas optativas perfectamente bien, al completar un poema de mi autoria podría decirse que habría hurgado en mi mente, colocando las mismas palabras que yo había pensado.
Uno a uno entregué las calificaciones y fueron saliendo; "-Sólo quédense los que tienen aclaraciones, los demás son libres-". Algunos imbéciles intentaron marearme con sus respuestas a medias, solo un error y el salón quedó vacío.
Guardé mi computadora y papeles, ya me disponía a apagar la luz y salir cuando entró aquella chica; -Felicidades- le dije- un examen excelente, siga así señorita. Ella sonrió, desvió la mirada hacia abajo un momento como si estuviese pensando las palabras exactas...
Al fin habló con una sonrisita extraña -¿Le recuerdo a alguien profesor?
Respiré profundo, hice un escaneo por su rostro y su cuerpo, nada...
-No- le dije, sin embargo... tu voz si me resulta familiar, es bastante aguda... -¿Eres hija de alguna cantante?
La misma sonrisita, ahora un poco más maquiavélica - Nop- -¿Seguro que no me reconoce? Hice una apuesta.
-Mmm... de lo que estoy seguro es que ya perdiste.
-Esta bien, le diré... Me llamo Daniela Luna Magaña y mi segundo apellido revela lo que quería que recordara... Magaña... ¿recuerda alguna chica de la universidad con ese apellido? Si es así, usted, estimado profesor está hablando con la hija de esa chica. Hizo un gesto elegante y una reverencia mientras esperaba a que yo dijera algo.
No sabía que decir, claro que recordaba a esa bella chica, el amor platónico que se volvió realidad solo por un efímero momento, imposible volver a olvidarla, las facciones eran tan parecidas que por un momento creí estar en aquellos mozos tiempos frente a ella.
Sonreí -envíale a tu mamá mis saludos, disculpa que hayas perdido la apuesta.-
-Le daré sus saludos, profesor, quería decirle que el poema del examen lo leí en una nota que ella aún guarda... También me encargó informarle que puede comunicarse con ella a éste número- extendió un papelito doblado. Luego de eso se volteó y se retiró.
Me quedé un momento recordando los tiempos de antaño, me sentí algo viejo... -su hija tendrá unos diecinueve años-... me dije.
Daniela iría unos diez metros adelante cuando volteó y gritando burlonamente me dijo: -¡Ah... por cierto... Mi mamá está divorciada!- y reanudó la marcha.
Basado en un sueño y un hecho real.
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