Mediante la siguiente carta me propongo expresar (lo mejor que pueda) un reclamo.
El motivo de éste reclamo es porque hace días no puedo dormir, comer ó realizar alguna actividad cualquiera sin el tedioso impedimento constante causado por tu continua aparición en mi loca, retorcida y débil mente. Continuamente los objetos más insignificantes me recuerdan tu persona... No hay lugar donde pueda considerarme a salvo de tu cálida mirada, ni hay canción que compita con tu bella voz.
Hace días que he dejado de dormir, pues da lo mismo, si no tengo algún recuerdo involuntario, tengo algún sueño y ya que para mi es mejor pensar en ti que soñar contigo... la única solución eficiente fue sustituir momentáneamente tu presencia con la de seres imaginarios de los libros.
Sueño, pienso y recuerdo: tu cara, tu voz, tus labios, tu perfume, tus manos, tu cabello, tus ojos...
sin que sea mi voluntad querer hacerlo.
Así que digo: -¡Ya basta!
Y si es necesario lo suplico:
-¡Por favor!
-¡Por el amor de Dios!
-¡Por la integridad de mi persona!
-No puedo continuar así, siendo yo el prisionero y tú mi carcelera.
Me gusta...
ResponderEliminar