lunes, 7 de noviembre de 2011
Recuerdo
Un joven, tiene en sus manos una pluma, bebe café escribe y lee, hace todo a la vez, pero no se concentra...
A su costado hay dos personas, una pareja, hombre y mujer jóvenes. Él recargado en la pared, admirando la belleza de su compañera, escuchando en silencio, mientras contempla los ojos expresivos de su amada.
Ella habla, mueve las manos, hace ademanes, gestos, a veces con furia, a veces con ternura, tiene una mezcla increíble de emociones, está enojada y feliz, enamorada y triste, ahora grita y luego corre. Ella, mientras habla, establece las condiciones del juego, con la mirada le dice al tipo de enfrente "no te sobrepases" mientras con la voz le susurra al oído "respétame".
El tipo de enfrente sigue absorto en los ojos de su compañera, le ama, sabe que ella también lo ama, sabe que cualesquiera que sean las condiciones él ha ganado, él será feliz, él podrá amarla al fin.
El joven que está con su café, con su libro y con su pluma, desea no estar ahí, no puede huir, tiene que soportarlo, intenta no mirar de reojo a la pareja, no importa que la ame a ella, en vano intenta seguir escribiendo, volver a leer. Aún inútilmente intenta convencerse que existirá otra oportunidad, sabe que la ha perdido, su mujer ideal está irónicamente a su lado y muy lejos de su alcance.
El joven tiene la vista fija en un punto lejano, pero sigue mirando de reojo a la chica que tiene a su lado; no pone atención a lo que ella dice, escucha el tono de su voz, quisiera ser la inspiración de ese tono enamorado; no le interesa lo que ella tome con sus manos, quisiera ser quien recibiera caricias de esas manos...
Recuerdo bien a aquél pobre y triste joven, lo recuerdo perfectamente bien... Era yo.
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