Locura de mi alma, soberbia de mi vida

¿Sólo ésto es lo que somos?

¿Sólo ésto es lo que somos?
¡No para mi!
¡¡Somos ADN, sí, pero somos una organización genética distinta, un conjunto de moléculas en un órden específico y medida para poder ser nosotros, un contexto, un ambiente, una armonía, una vida!!

Somos parecidos pero con una diferencia infinitesimal entre cada humano de 2^8000 y luego a contar las demás especies...
Estas diferencias son tan hermosas... por eso estudio Biología y escribo Poesía.

Las bases científicas de lo que arriba afirmo, las pondré en una entrada posteriormente.

martes, 21 de diciembre de 2010

Sonrisa

Todo el día tuvo miedo, constantemente tenía que limpiarse el sudor frío que escurría por su frente; se sintió inseguro en su propia casa, estaba intranquilo, parecía un conejo que presiente al lobo en las proximidades. Hoy en día no es común que las personas extrañas se acerquen siquiera para saludar, sin embargo, debido quizá a los instintos maternales propios de las mujeres, en cuatro ocasiones le ofrecieron su ayuda, la primera le ofreció un poco de agua, la segunda le preguntó si se sentía bien, la tercera incluso soltó a su hijo de cuatro años por tomar del brazo a aquél pálido hombre que parecía próximo a desmayarse.
“Estoy bien, aunque sé que no lo parezco” dijo en las cuatro ocasiones aquél envejecido joven; por respeto acudió al doctor pues la cuarta señora lo llevó del brazo y pagó su consulta, el doctor no se explicaba los escalofríos y temor que le surgieron al ver a aquél hombre pálido. Cualquier hombre de ochenta años  habría lucido más joven y sano que aquél sujeto, realmente se podía percibir en torno a él que algo sobrenatural le acogía tan mala apariencia.
Él se decía inútilmente en voz baja “es sólo un mal día, quizá el peor de todos los que podré tener: pero valió la pena” y continuaba caminando tratando de ignorar las miradas sobresaltadas que generaba a su paso. Sabía bien que toda acción sería poca para calmarle esa ansiedad que le había invadido tanto sus venas como su alma. Una joven quizá de algunos veinte y tres  o cuatro años, casi la misma edad que él, al verlo pensó “Debió haber bebido más de ocho tazas de café para tratar de quitarse la resaca, aunque no me explico la angustia que me invade el solo verlo”.
Él podía inferir lo que los demás sentían, lo cual lo entristecía aún más “¡tiene la muerte en los ojos!” la exclamación sorpresiva de una anciana provocó que no pudiera contener más las lágrimas; él no volvería a disfrutar la emoción de otro beso igual bajo la luna llena, y no volveriá a ocurrir, uno muere ahí y todo se acaba en ese preciso instante; le aumentó su tristeza  sólo de pensar la soledad que invadiría a su madre y la pérdida que sentiría su nuevo amor... el que siempre se mantuvo  platónico, el que para darle vida costaba la suya.
Después de llorar sintió rabia, un enojo tal con el mundo que solo causó que temblara como un enfermo de Parkinson, “y pensar que el mundo apenas llorará mi pérdida y que mi mundo será destruido”. No quería morir, pero su sacrificio valía la pena, al menos para él sí “ya moría constantemente y sin obtener nada, pues prefiero obtener todo en un beso y morir después”. La temida mujer exclamó con voz suave pero firme: “vendré al día siguiente apenas tu deseo se cumpla, preveré todo para que no te arrepientas; por cierto, mejor que te encuentre aquí en tu cama”.
Cerca de las seis de la tarde ya consolado y luego de haber corrido como si nunca lo hubiera hecho, de haber trepado a un árbol y haber consumido una caja de chocolates, regresaba a su casa, jugaba con las llaves y aún se detuvo en el puesto de frutas, “sandía y mango, por favor que tenga harto chile y limón” al menos su última enchilada…                                                                Cepilló sus dientes luego de haberse bañado con el agua más fría y haber restregado el cepillo de la ropa en todo su cuerpo, nunca se había sentido tan limpio… Preparó su muerte con tanta dedicación como otro hubiera preparado su noche de bodas. Trató de escribir algo, pero eso llevaba tiempo y no quería morir sobre el escritorio en una posición incómoda.

Por un momento tuvo la fantasía de morir atravesado por una espada en un duelo, pero recordó que ya no había cambios “Se me hubiera ocurrido”. Y cerca de las diez y cuarto se desnudó y se metió entre las sábanas, apagó la luz y esperó…
-Ahora eres tú quien tiene los pies fríos, podríamos calentarnos un poco, allá afuera está todo congelado…
 –Deja de jugar y haz lo que tienes que hacer de una sola vez.
-No me gusta apresurar las cosas, no soy tan fría como los religiosos te hicieron creer, más bien soy romántica como me describen los poetas de antaño. Olvidas lo sucedido la semana pasada, fue aquí mismo entre éstas sábanas… a mi me gustó ¿y a ti?  Ahh… se me olvidaba
- ¿Qué, quieres darme más tiempo?
-Ya lo estoy haciendo y no quiero llevarte enojado conmigo, pero te iba a decir que exactamente en éste momento hay un eclipse lunar, si quieres podríamos salir a verlo ir por unas copas y luego regresar a tu cálida cama… quizá gozar un tiempo hasta el medio día de mañana.
-Hace más de cuatro días que me tenías que llevar ¿No se van a enojar contigo?
-Eres el primero que me pregunta algo así, gracias, por eso estoy dispuesta a transgredir un poco las reglas, al fin de cuentas quien queda mal soy yo y la verdad es que ahora si me gustaría pasar un buen rato contigo.
Nadie conoció nada sobre el diálogo y lo que pasó después; pero tanto a su madre como su novia les reconfortó que el joven tuviera una expresión sonriente, tanto sorprendió a todos la extraña noticia del muerto sonriente que aún se recuerda por ahí con mucha curiosidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario